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Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009,
eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2009
Los puertos menores andaluces en el siglo XIX
La comunicación que se presenta analiza la situa-
ción de conflictividad vivida en España en esos mo-
ción, a lo largo del siglo XIX, de la construcción y
mentos. Una conflictividad llevada al ámbito maríti-
explotación de los puertos andaluces clasificados
mo por las continuas incursiones que diezmaban las
como de interés local por el Real Decreto de 17 de
ciudades litorales españolas. Como respuesta a esta
diciembre de 1851 y que, actualmente, configuran el
situación, el Estado va a crear un importante cuerpo
panorama portuario autonómico de Andalucía. Unos
de armada utilizando a los pescadores como tropa
puertos, que a diferencia de las grandes instalaciones
para las nuevas embarcaciones de guerra. La Matrí-
portuarias existentes en la península, no han sido ob-
cula del Mar, creada entre 1717 y 1729 (Burgos
jeto aún de un estudio específico.
2003, 37), censo obligatorio de marineros que incluía
Para avanzar en su conocimiento, hemos partido
los pescadores a cambio de licencias para poder ejer-
de la primera Memoria sobre el Estado de las Obras
cer la pesca. Esta situación hará que las actividades
Públicas en España, editada en 1856 por la Dirección
portuarias en general, y las pesqueras de forma muy
General de Obras Públicas, y de la Memoria sobre
particular se vean fuertemente afectadas por la au-
las Obras Públicas durante el trienio 1867 a 1869,
sencia de mano de obra, llegando incluso a olvidarse
editada por la Revista de Obras Públicas en 1871.
algunas de las técnicas tradicionales de pesca. Las
Asimismo hemos estudiado las referencias exis-
poblaciones litorales, de carácter eminentemente pes-
tentes a los puertos de interés local de Andalucía
quero, entrarán en una profunda decadencia que sig-
dentro de la Revista de Obras Públicas desde su pri-
nificará su desaparición en muchos casos. Esta au-
mera edición en 1853 hasta 1920. De especial interés
sencia total de infraestructuras portuarias a las
para conocer el estado de estas infraestructuras a fi-
puertas del siglo XIX quedará claramente expuesta
nales del XIX ha sido el informe elaborado por el
en las dos obras del Almirante Vicente Tofiño deno-
Inspector de Obras Públicas D. José García Morón
minadas Derrotero de las costas de España en el
tras su visita a las costas andaluzas en la segunda
Mediterráneo y su correspondiente de África, y el
quincena del mes de abril de 1903 con motivo de la
Derrotero de las costas de España en el océano
elaboración del plan general de puertos del Estado en
Atlántico y de las Isla Azores o Terceras, realizadas
virtud del Real decreto de 13 de marzo de 1903.
Por citar alguno de los ejemplos que pueden en-
contrarse en ambas publicaciones, revisemos lo que
LA IMPORTANCIA DE LA PESCA EN EL DESARROLLO PORTUARIO ANDALUZ DEL XIX
El fondeadero de Vélez Málaga llamado de Torre del
Resulta imposible visualizar el panorama portuario
Mar es á propósito para todo género de embarcaciones
del siglo XVII y XVIII sin tener en cuenta la situa-
con abrigo de vientos del O., fondeando por 12 brazas
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arena y greda; pero será bueno tender una espía al SE.
mejoras en las condiciones portuarias existentes, que
para poder rebazar si con viento de esta parte se hubieren
dado la lentitud de la administración centralizada, no
verían su luz hasta los años treinta del siglo siguiente.
Estos puertos locales serán destinados preferente-
La conflictividad militar y la crisis social vivida los
mente a la pesca dando soporte a una importante in-
primeros años del XIX marcan la ausencia de noticias
dustria que tendrá grandes repercusiones en la econo-
sobre posibles enclaves portuarios pesqueros en An-
mía nacional en un momento de gran escasez de
dalucía. Sin embargo, a partir del 1830, los cambios
alimentos. A mediados del XIX los centros pesque-
habidos a finales del XIX sobre el desarrollo de una
ros con un mayor volumen de pesca en Andalucía se-
importante industria transformadora de pescado, y el
rán los de Cádiz, San Fernando, Sanlúcar, Huelva,
incremento en la demanda del pescado fresco favore-
Ayamonte e Isla Cristina en el arco Atlántico. Y Má-
cido por la mejora en las condiciones de los sistemas
laga, Estepona, Roquetas y Adra en el arco Medite-
de transporte interior, y el cambio en los sistemas tra-
rráneo. Respecto a los centros donde se consolida
dicionales de pesca (Lacomba 2006, 131) unido a la
una especial industria de transformación de la pesca
aplicación de la maquina de vapor en las embarcacio-
serán las plazas de Huelva, Ayamonte e Isla Cristina;
nes pesqueras1 a partir de 1881, debieron de servir
Málaga, Estepona y Marbella; Algeciras y Tarifa.
como reactivo para toda una serie de propuestas de
Figura 1Vélez Málaga hacia 1860. Museo Naval (Madrid) E-XL-7. Instituto Cartográfico de Andalucía. Plano que refleja la zona defondeo frente a las fábricas azucareras de Vélez. Especial interés tiene en este plano el dibujo del barco y lo que éste podíaaproximarse a la costa en función de su calado
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Los puertos menores andaluces en el siglo XIX
Cuando en 1873 la Matricula del Mar es abolida,2
informe que en 1803 redactará el Inspector General
la división de las zonas costeras en Andalucía refleja-
Agustín Bethancourt sobre la situación general de las
rá el panorama portuario en ese momento situándose
obras públicas en España bajo el título «Noticia del
las zonas portuarias de referencia en la Comandancia
estado actual de los caminos y canales en España,
de Cádiz, que incluirá los distritos de El puerto de
causas de sus atrasos y defectos, y medios de reme-
Santa María, San Fernando, Barbate y Conil; la Co-
diarlos en adelante» no hará referencia a la situación
mandancia de Málaga, con los distritos de Vélez-Má-
de las obras marítimas. La situación de abandono ge-
laga, Marbella, Estepona y Melilla; la Comandancia
neral de las infraestructuras del transporte a princi-
de Sevilla, con los Distritos de Sanlúcar de Barrame-
pios del sigo XIX y la escasez de recursos económi-
da; la de Algeciras, con los Distritos de Tarifa y Huel-
cos, agravados por las turbulencias políticas de la
va; la de Almería, que incluirá Adra y Motril; y la de
época, no permitirán en los primeras décadas de este
Huelva, que incluirá la de Ayamonte e Isla Cristina.
siglo, que el Estado prestase una mayor atención al
Finalmente, la situación económica y política que
España atraviesa en 1889 con la perdida de las colo-
La guerra civil dejaría hasta prácticamente los
nias de ultramar revitalizará y fomentará de forma
años 40 diezmada la posibilidad de invertir en Obras
muy especial las actividades ligadas al mar ayudando
Públicas y como afirmarán varios Ingenieros años
a poner en marcha o a reactivar muchos de los pro-
mas tarde «hasta mediados del siglo pasado las obras
yectos de instalaciones portuarias. Sin embargo, y
portuarias no pasaban, en su mayoría, de ser inci-
debido a las lentas tramitaciones e informes por los
pientes, y su realización y organización no obedecía
que debían pasar, estas primeras iniciativas no verán
a plan alguno» (Iribaren y Nogales 1953, 189).
la luz hasta el primer cuarto del siglo XX.
A pesar de este aparente relanzamiento de la obra
portuaria, algunos años mas tarde, a principios ya
EL COMIENZO DE LA IMPORTANCIA DEL SECTOR
del siglo XX, Rodríguez Santamaría volverá a afir-
PORTUARIO: EL DESARROLLO DE LAS PRIMERAS
mar que «apenas hay puertos para pescadores, por-
NORMATIVAS PORTUARIAS
que excepto las capitales, los demás que se llamanpuertos son sencillamente las playas, más o menos
El RD de 17 de diciembre de 1851 y su incidencia
largas y más o menos pendientes, de arena fina o de
en el modelo de financiación de las obras
cascajo menudo., y ésta es la causa de que no pue-
portuarias
dan tener vapores dedicados a la pesca por estas cos-tas, porque éstos, por su calado y por su peso, no
A mediados del siglo XIX, el Ministerio de Fomento
son tan manejables como los barcos de vela» (Rodrí-
va haciendo cargo paulatinamente de todos los puer-
tos españoles que hasta ese momento habían depen-dido del Ministerio de Marina. A finales de 1851,asume definitivamente todas las competencias en
LA SITUACIÓN PORTUARIA GENERAL A PRINCIPIOS
obras y mantenimiento de los puertos en España.
El RD de 17 de diciembre de 1851 intentará resol-
ver la caótica gestión de los puertos a través de su
Hasta la primera mitad del siglo XVIII, la ejecución
centralización en el Ministerio de Fomento, unifican-
y financiación de las obras portuarias dependerán en
do los arbitrios y cánones que se venían satisfaciendo
gran parte de las Corporaciones locales y provincia-
por fondeaderos cargas y descargas. Los puertos pa-
les, de las Casas de Contratación o Consulados,3 su-
sarán a depender del Ministerio de Fomento enco-
fragándose los gastos mediante contribuciones direc-
mendándole la administración, servicio y obras de
tas de estos organismos, con diversos arbitrios sobre
los puertos, asumiendo además el coste de su mante-
las mercancías, aunque en ocasiones también conta-
nimiento de forma exclusiva en los puertos de interés
rán con la participación del Estado (Iribarren y No-
general; o de forma mancomunada con el pueblo
afectado en los casos de instalaciones locales. Esta
A principios del siglo XIX, la falta de interés por
norma distinguirá entre puertos de interés general y
el desarrollo portuario es manifiesta. El importante
puertos de interés local. Se denominarán como puer-
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tos de interés general «aquellos en que el comercio
Tras la crisis económica sufrida por el país en
que por ellos se verifique pueda interesar a un gran
1866, que obligaría a una economía nacional de
número de provincias y estén en comunicación direc-
subsistencia, en 1868 comenzarán a constituirse las
ta con los principales centros de producción interior
primeras Juntas de Obras de Puertos, en un intento
de la Península». Sobre los puertos de refugio, esta-
de conjugar los intereses del Gobierno con los co-
blece que serán aquellos «precisos para asegurar
merciantes e industriales de las distintas localidades
abrigo a los buques en caso de temporal, a los que se
utilizando los puertos como polos para relanzar la
da el nombre de refugio, pues su establecimiento in-
economía, algo que sería frecuentemente utilizado
teresa al comercio general». Los puertos de interés
hasta épocas recientes. En este marco, aparecen en
local de primer orden serían aquellos en cuyas obras
Andalucía las Juntas de Obras de Sevilla (1870),
estén interesados, no solamente la localidad, territo-
Almería (1872), Huelva y Málaga (1874) y Cádiz
rios o provincias, y que, según la marcha que prome-
(1901). Estas nuevas instituciones portuarias serían
ta y tome su comercio puedan ser declarados con el
las encargadas de organizar las obras, la organiza-
tiempo puertos de interés general». Los puertos de
ción de los servicios portuarios e incluso ejercerán
interés local de segundo orden serían aquellos que
labores de policía en el interior de los recintos por-
conteniendo obras artificiales, no estén comprendidos
en las categorías anteriores» (Pons 2001, 61 y ss).
A pesar de las ventajas que esta situación pudo su-
Será el Reglamento de 30 de enero de 1852 quien
poner para el desarrollo de la obra portuaria, en
para desarrollar el Decreto establezca la primera divi-
1863, el ingeniero Canuto Corroza afirmará que
sión en el panorama portuario español, dividiendo los
«nada hay en el Ministerio de Fomento respecto a la
puertos existentes en tres categorías: 13 instalaciones
culminación y servicio de los puertos».
de interés general, 9 instalaciones locales de primer
En la misma línea encontramos las afirmaciones
orden y un total de 99 instalaciones de interés local de
del entonces Director General de Obras Públicas D.
segundo orden (Alzola y Minondo 1899, 354).
Pablo de Alzola y Minondo al afirmar que la situa-
La verdadera importancia de esta medida vendrá
ción de las obras marítimas en España era importan-
dada por el origen presupuestario de las partidas des-
te, él mismo recogería la opinión de otros ingenieros
tinadas a la construcción y/o mantenimiento. Así,
del momento que afirmaban que «nada se había he-
mientras que en los primeros, será el Estado el que
cho hasta fines del siglo XIX para mejorar los puer-
corra con los costes derivados de las obras realizadas
tos» (Alzola y Minondo 1899, 283). Los datos que en
en su totalidad, en el segundo grupo, la asignación
esta investigación hemos podido encontrar confirman
presupuestaria debería partir entre el Estado y los
esta última afirmación, máxime si nos referimos a los
En Andalucía, de todos los puertos relacionados,
tan sólo el puerto de Bonanza, actualmente de com-petencia autonómica, aparece con categoría de puerto
Ley de 1877
local, junto a los de Huelva y Almería. El resto deinstalaciones o no existían, o sus infraestructuras no
La Ley de 13 de abril de 1877, de Obras Públicas y
tenían un nivel mínimo de actividad y representativi-
su Reglamento vino a confirmar la clasificación de
dad como para ser citadas en el Decreto.
los puertos en las dos categorías principales estable-
Esta clasificación que incide significativamente en
cidas en la Ley de 1851: los puertos de interés gene-
la inversión pública, presentaba claros desequilibrios,
ral y los puertos de interés local. Esta nueva Ley im-
por lo que a partir de 1858, el Ministerio de Fomento
plicaría un giro competencial en la política liberal
pasó a ejecutar todas las obras en los puertos recla-
que había impulsado la edición del Real Decreto de
mados por las localidades de cualquier categoría a
17 de diciembre de 1851 y su Reglamento posterior.
cambio del reintegro del 50% de su costo en 10
En esta ocasión, la asignación de los puertos a una u
anualidades. El éxito de la medida fue grande ya que
otra categoría no tendrá sólo efectos sobre la finan-
cinco años más tarde se encontrarán en ejecución un
ciación de sus obras sino que por primera vez tendrá
total de veinte puertos, y veintiuno en proyecto o es-
claros efectos competenciales sobre el espacio por-
tuario. Así, los puertos quedarán divididos en aque-
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Los puertos menores andaluces en el siglo XIX
llos cuya competencia corresponderá al Estado, y
nes. A través de leyes posteriores se incluirán como
aquellos otros cuya competencia en la construcción
puertos de segundo orden los de Tarifa, Adra y Puer-
y mantenimiento de sus instalaciones corresponderá
to de Santa María. Como puerto refugio aparecerá el
a las provincias o a los municipios. Sin embargo y a
pesar de esta aparente liberalización de la gestiónportuaria, el Estado seguirá reservándose importantesfacultades sobre la dirección y supervisión de los
LOS PUERTOS MENORES ANDALUCES EN LA MEMORIA DE OBRAS PÚBLICAS DE 1856
En 1856 la Dirección de Obras Públicas a través de
Ley de Puertos de 1880
su director Cipriano Segundo Montesinos, presenta-ría al Ministro de Fomento la primera «Memoria so-
La proliferación de las Juntas de Obras y el incre-
bre el estado de las Obras Públicas en España» co-
mento paulatino de su influencia dentro de los ámbi-
rrespondiente al periodo 1854–1856, pero donde se
tos comerciales de la nación, hizo que el Estado re-
recogen en sus diferentes anexos la situación de los
cuperase nuevamente el control sobre los puertos a
puertos declarados como de interés general y cuyas
través de la Ley de Puertos de 7 de mayo de 1880, lo
actuaciones tienen su consideración en el presupues-
que supondrá de hecho, una vuelta a la centralidad
del estado y una pérdida en las facultades que las
Su capítulo cuarto se dedica a los puertos, descri-
Juntas de Obras otorgaban a asociaciones mercanti-
biéndose los trabajos de mantenimiento o nueva
les ya los propios Ayuntamientos en el control del
construcción realizados en el bienio indicado. En su
puerto. Sin embargo la aportación más relevante de
introducción ya afirma que «no son seguramente
esta Ley, al menos en lo que atañe al contenido de
muy numerosos ni importantes los trabajos de puer-
este estudio, es la consolidación competencial que
tos que se han llevado a cabo en los siglos anterio-
supone la clasificación de los puertos. El Estado uti-
res» en clara referencia a la mala calidad de las insta-
liza la clasificación de puertos establecida en el Real
laciones portuarias en España hacia la mitad del
Decreto de 1851 aumentando sus competencias en
XIX. La situación se confirma al indicar que «en
materia portuaria al incluir en los puertos denomina-
1854 solo había trabajos de limpia o construcción en
dos de interés general o de refugio la gran mayoría
seis de nuestros puertos de la Península».
de las instalaciones portuarias existentes.
Respecto a los apéndices incluidos en la segunda
La Ley de Puertos de 7 de mayo de 1880 y su Re-
parte de la Memoria, el apéndice nº 62 aporta un re-
glamento, aprobado ya en 1912, consolidará la clasi-
sumen general de los gastos hechos en los puertos y
ficación de los puertos que hasta entonces se había
muelles de la Península e islas adyacentes desde
ido gestando. En este sentido la Ley distinguirá entre
1845 hasta 1855. Dentro del litoral andaluz, aparecen
puertos de interés general de primero y segundo or-
signadas partidas presupuestarias para el Distrito de
den, puertos de interés general de refugio y puertos
Sevilla (Sevilla, Bonanza, Chipiona, Cádiz, Tarifa,
de interés local, que a su vez podrían ser provincia-
Algeciras y Huelva) y para el Distrito de Granada
(Almería y Málaga). Por tanto, y dentro del actual
Se clasifican inicialmente como de interés general
sistema de puertos autonómicos, en la década entre
un total de 28 puertos (14 de primer orden entre los
1845 y 1855 tan sólo los puertos de Bonanza y Chi-
que figurarán los de Cádiz, Málaga y Sevilla; 9 de
piona alcanzaron alguna ayuda del Estado.
segundo, entre los que figuraban Almería y Huelva;
Respecto al puerto de Bonanza, la memoria refiere
y 6 de refugio, entre los que figuraba el puerto de Al-
las obras del nuevo muelle de madera destinado a fa-
geciras) declarándose de interés local todos los de-
vorecer el embarque y desembarque de los pasajeros
más, sin especificar los que debieran considerarse
de los vapores que navegan por el Guadalquivir, y
como provinciales o municipales, aún cuando la Ley
que se concluyeron en Abril de 1853 y que en el mo-
contempla ésta subdivisión (García Morón, 1904c,
mento de editar la memoria se encontraban en con-
235). Sucesivamente, por leyes especiales este núme-
servación. El estado de la inversión realizada es la si-
ro se incrementará hasta alcanzar las 132 instalacio-
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Sobre el puerto de Chipiona, las obras construidas
Salobreña, Motril, Calahonda, Castel de Ferro, La
han consistido en la ejecución de un muelle para
Mamola y la Rávita; en Almería, Adra, Roquetas,
abrigo de los prácticos, y de las embarcaciones dedi-
Corralete, San José, Carboneras y Garrucha. Mu-
cadas al comercio de cabotaje. Las obras comenza-
chas de estas instalaciones no seguirán siendo aún
ron en marzo de 1854 y finalizaron en diciembre del
mas que refugios naturales sin obras de abrigo.
mismo año por un total de 339,209 rs. vn.
En este sentido, serán considerados como puertos
Las inversiones realizadas en el periodo citado co-
con obras de abrigo terminadas en Andalucía tan
rrespondientes al puerto de Bonanza constituyen el
sólo el puerto de Málaga; y con otras en construc-
0,77% de la inversión total realizada en esta materia
ción, los de Sevilla y Almería. Respecto a actuacio-
durante el periodo 1845–1855. De la misma forma,
nes futuras, la Memoria tan sólo incluye como puer-
la inmersión realizada en Chipiona constituye el
tos con proyectos aprobados los de El Puerto de
0,72%. En conjunto, la inversión que el Estado asig-
Santa María y Tarifa; con proyectos pendientes de
nó duran te el decenio indicado a los actuales puertos
aprobación, los de Rota y Cádiz. Dentro de los puer-
autonómicos representaría apenas el 1,5% del presu-
tos en estudio tan sólo figurará en Andalucía el puer-
puesto nacional destinado a puertos. LOS PUERTOS MENORES ANDALUCES EN LA MEMORIA LA APORTACIÓN DE LA REVISTA DE OBRAS DE OBRAS PÚBLICAS DE 1867 A 1869. PÚBLICAS AL CONOCIMIENTO DE LOS PUERTOS MENORES. ESTUDIO DE ALGUNOS CASOS
En 1866 se produce una crisis económica a nivel na-cional que obliga a una economía nacional de subsis-
La consideración como puertos locales de la mayor
tencia (Iribarren y Nogales 1953,192). Así las cosas,
parte de las actuales instalaciones portuarias andalu-
la Memoria de Obras Públicas que recogerá las obras
zas hará que, durante años, éstas queden práctica-
del trienio 1867 a 1869 no presenta grandes actuacio-
mente olvidadas debido a la falta de una adecuada fi-
nes en materia de puertos. De los datos incluidos en
nanciación para hacer frente a su ejecución. Por ello,
la segunda parte de la Memoria, Resumen estadísti-
y a falta de grandes obras que despertasen el interés
co, y en la tercera, Estados, resulta que en enero de
de los ingenieros, serán pocas las alusiones que en-
1870 existían en las provincias andaluzas un total de
contraremos dentro de la Revista de Obras Públicas.
36 puertos naturales o fondeaderos (en cursiva se han
En 1903 se propone la elaboración de un plan ge-
indicado aquellos puertos que actualmente son com-
neral de puertos del Estado que estableciese las prio-
ridades para las diferentes inversiones a realizar. El
En Huelva, Sanlúcar de Guadiana, Ayamonte, Isla
informe, redactado en la segunda quincena de abril
Cristina, Lepe (actualmente denominado puerto de
de 1903 por el inspector D. José García Morón no
El Terrón), Cartaya (actualmente denominado puer-
sólo valorará la situación de los puertos de interés
to de El Rompido), Huelva, San Juan del Puerto y
general de primero y segundo orden, sino que ade-
Moguer; en Cádiz, Chipiona y Tarifa; en Málaga,
más lleva su examen a todas aquellas instalaciones
Estepona, Marbella, Torremolinos, Torre del Mar
de carácter local que a finales del XIX y principios
(años mas tarde y tras sufrir serios desperfectos será
del XX reunían cierta importancia por su tráfico ac-
sustituido por el puerto de La Caleta de Vélez, a le-
tual o probable. En este informe, incluido en la Re-
vante del primero) y Nerja; en Granada, Almuñécar,
vista de Obras Públicas de 30 de junio de 1904, para
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Los puertos menores andaluces en el siglo XIX
la redacción de un plan de puertos según el Real De-
mente en el problema que el dragado de la ría repre-
creto de 13 de marzo de 1903 sobre los puertos de in-
senta para el futuro portuario de Isla Cristina.
terés general de primero y segundo orden que se en-contraban a cargo del Estado es de destacar delinforme, la escasa importancia que el Inspector otor-
Chipiona
ga a aquellas situaciones donde el puerto es tan solorefugio de pescadores.4 Las notas que a continuación
Declarado de interés general en julio de 1884 no se
se exponen pertenecen principalmente a artículos
desprende del informe de García Morón la posibili-
aparecidos en la Revista de Obras Públicas y nos
dad de realizar obras dado su escasa importancia
aportan el estado de los puertos de algunos enclaves
para el comercio y lo abierto de sus playas. Nos ha-
bla de un pequeño muelle destruido por un temporal,sin localizar. No será hasta 1929 cuando el ingenieroD. José Delgado Brackenbury elabore el primer pro-
Ayamonte
Ayamonte, como puerto natural a juicio del informeredactado por García Morón reúne condiciones nota-
bles por su extensión y tranquilidad, habiéndose rea-lizado por el Ayuntamiento y particulares diversos
A diferencia del resto de instalaciones portuarias me-
muelles que prácticamente rodean la población, aun-
nores, Rota contará ya desde 16145 con un pequeño
que a juicio del citado informe son deficientes y no
malecón construido sobre un avance de roca. Este
responden a ninguna planificación. El Inspector con-
muelle, fue destrozado y reconstruido en numerosas
cluye su informe proponiendo declarar a éste puerto
ocasiones. En 1767 el ingeniero Fermín Rueda reali-
como de interés general, solicitando la creación de
zaría el «Plano del Proyecto del Nuevo Muelle»,
una Junta de Obras, que con los arbitrios que pudiera
obra que no llegaría a ejecutarse, en parte, porque en
recaudar y mediante la ayuda del Estado pudiera me-
el propio plano, el ingeniero afirma «que siempre
jorar sus infraestructuras portuarias (García Morón
que ha ejecutado Desembarcos en este parage no han
A principios de siglo XX aún se conserva parte de
este pequeño muelle de escaso calado, que propor-
Isla Cristina
ciona un reducido abrigo, quedando una restinga deroca en bajamar, por lo que con poco gasto podría
Fundada en 1757 por industriales catalanes y valen-
prolongarse éste (García Morón 1904, 229)
cianos que fomentaron la industria de la pesca y sala-zón de sardina se denominó La Higuerita hasta el año1834 que se cambió por el de Isla Cristina. La indus-
Estepona
tria pesquera es próspera, perteneciendo a este pue-blo varias de las almadrabas que se calan en diversos
No tiene clasificación ni siquiera como de interés lo-
puntos de la costa en primavera y verano. El resto del
cal. Dispone de un buen fondeadero con unas 250
año, la flota, compuesta por unos 297 embarcaciones
embarcaciones por año y una población que ronda
de pesca, se dedica a la sardina con destino las nume-
los 4.000 hab (García Morón 1904, 232).
rosas fávbricas de salazón y conservas existentes enla localidad (García Morón 1904, 228).
Pascual Madoz (1845–1850) indica que «su puerto
Marbella
es cómodo y seguro, fabricado por la naturaleza yperfeccionado apenas por el hombre». Años mas tar-
Puerto de interés local, con fondeadero y con muelle
de, García Morón nos indicará que las únicas obras
embarcadero de hierro, en el que termina el ferroca-
portuarias allí construidas se tratan de un muelle em-
rril construido por la sociedad inglesa The Marbella
barcadero construido en la ría incidiendo principal-
Iron Ore Company & Limited que explota las minas
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de hierro. El Gobierno del Estado aprobará por Real
portancia radicará en las dos fábricas de azúcar y
Orden de 15 de febrero de 1870 la petición de reali-
fundición de plomo instaladas en su población. Su
zación de un muelle de hierro que sirviera de desem-
puerto no es más que un fondeadero en una playa
barcadero para cargar el mineral en la playa de Mar-
abierta. En el informe de García Morón se desestima
bella (García Morón 1904, 232). El muelle, de 300 m
la posibilidad de realizar obra alguna debido al poco
de longitud, 14 de ancho y 7 m de calado en su extre-
Garrucha
En la década de 1890, el puerto de Garrucha pasará a
En 1900 se presentará el primer proyecto de muelle
ser de 3ª categoría. A pesar de su importancia comer-
para embarcadero metálico construido frente a la fá-
cia debido al tráfico de minerales, Garrucha a finales
brica de La Emancipación no comenzando sus pri-
del XIX tan sólo contará con un pequeño muelle para
meras obras de abrigo hasta 1911. (Anguís 2008,
el embarque del mineral realizado por La Compañía
270). Hasta el año 1907 fue clasificado de interés lo-
de Águilas. La importancia que va adquiriendo el
cal, y a partir de la Ley de 20 de diciembre de ese
puerto lo corrobora la localización de una Aduana y
año se clasificaría como de interés general. Su im-
una estación telegráfica, así como los viceconsulados
Figura 2Vista de la playa de Garrucha hacia 1885. Col. Emilio Moldenhauer. Grima Cervantes, J. 1991. Memoria Histórica, foto-gráfica y documental de Garrucha (1861–1936), Vol II. Ayuntamiento de Garrucha
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Los puertos menores andaluces en el siglo XIX
de Francia, Italia, Portugal, Grecia, Austria, Inglate-
Por otra parte, y dado que la mayor cantidad de
rra, Turquía y los EEUU de América (Donnet 1910e,
puertos pesqueros que actualmente configuran el sis-
tema portuario andaluz fueron clasificados como ins-
A pesar de ello, Garrucha no cuenta con ninguna
talaciones locales de carácter municipal o provincial,
obra portuaria de abrigo, seguramente por la enorme
habrá que continuar su estudio a través de la docu-
profundidad que se alcanza a pocos metros de la cos-
mentación de los diferentes archivos municipales.
ta, lo que encarecer cualquier obra de abrigo: «hastalos 400 metros de la costa existen sondas de 14 me-tros y a los 500 se alcanzan 30 metros» (García Mo-
rón 1904, 234). Dispone por ello tan solo de una am-plia playa de desembarco abierta a los temporales de
Este aspecto, sin embargo, no debió de ser significativo
levante que tantos destrozos realizarán en el malecón
hasta mediados del siglo siguiente a tenor de algunos
de la ciudad. No será hasta 1923 cuando se inicie la
datos aportados. Así Rodríguez Santamaría (1923, IX)
andadura del actual puerto de abrigo7 destinado prin-
nos informa que entre 1900 y 1902 tan sólo existían 45
cipalmente al abrigo de la flota pesquera.
a 50 embarcaciones a vapor en toda España que segúnlas mismas fuentes serían 624 en 1912 y 1.852 en1923. Por su parte, Lacomba (2006, 132) establece que
en 1904 Andalucía tan solo contaba con siete vapores
ONCLUSIONES
Aunque en realidad era una institución prácticamente
El paisaje portuario andaluz a finales del siglo XIX,
sin actividad desde 1833 (Burgos y Lacomba 1993, 17).
fuera de las grandes infraestructuras portuarias que
Surgidos a partir del Reglamento de 1778, representa-
comienzan a especializarse en el comercio y en el
rán el embrión de las futuras Juntas de Puertos ya que
transporte marítimo, se reduce a la localización de
al igual que éstas, estarán formados por comerciantes e
una serie de fondeaderos al abrigo de accidentes na-
industriales y dispondrán de una considerable influen-
turales. Especial desarrollo tendrán aquellos munici-
cia en la toma de decisiones sobre actuaciones portua-
pios como Isla Cristina y Ayamonte que situándose
en la desembocadura de grandes ríos, puedan ofrecer
«Las poblaciones inmediatas suelen ser barrios de pes-
a las embarcaciones un abrigo natural seguro.
cadores, ., por cuyas razones no han sido visitados, ni
Los textos que hemos consultado vienen a demos-
es posible ejecutar en tales parajes obra alguna» (Gar-cía Morón 1904c, 234).
trar la carencia absoluta de instalaciones portuarias
Archivo General de Simancas (MP y D-XIX-84).
tal y como hoy las entendemos hoy. En todas aque-
Los detalles constructivos de la construcción del mue-
llas instalaciones denominadas de interés local, y
lle pueden obtenerse de la revista. Revista de Obras Pú-
donde, tan sólo la economía derivada del sector in-
blicas, 1872, 20, Tomo I (11): 125–127.
dustrial y minero, pudo realizar a su cargo ligeras in-
La solicitud, cursada en 1923 por D. Federico Molden-
fraestructuras de muelles metálicos que se adentra-
hauer al Gobernador Civil solicitándole un Puerto Re-
ban en el mar hasta alcanzar calados que permitiesen
fugio de Pescadores tendrá finalmente su concesión en
abarloar las embarcaciones favoreciendo la carga y
La primera construcción en hormigón armado en Anda-
Hemos constatado lo valioso que para el estudio
lucía sería precisamente par otro muelle embarcaderode mineral, construido por Juan Manuel de Zafra
de las obras públicas representan las Memorias so-
(1869–1923) para la empresa Minas de Cala en San
bre le estado de las obras Publicas en España, y la
Juan de Aznalfarache (Sevilla) en 1905 (www.opanda-
Revista de Obras Públicas, editada por el Cuerpo de
lucía.es; consulta realizada el 17 de marzo de 2009).
Ingenieros de Caminos, anales y Puertos. Del análi-sis de los diferentes artículos de ésta última hemospodido comprobar que la mayor parte de ellos están
LISTA DE REFERENCIAS
editados en 1910 por D. Baldomero Donnet Parejaaunque tan sólo son una transcripción del informe
Alemany Llovera, J. 1991. Los puertos españoles en el si-
realizado en 1903 por el Inspector D. José García
glo XIX. Madrid: Ministerio de Obras Públicas y Urba-
111_09 Aju 009-191 anguis c 16/10/09 08:35 Página 94
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nio. Los puertos autonómicos en Andalucía. Tesis Doc-
laga y Granada». En Revista de Obras Públicas, Tomo I,
Burgos Madroñero, M. 2003. Hombres del mar, Pesca y
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pesca de España y sus posesiones. Madrid: Sucesores de
Revista de Obras Públicas, Tomo I, nº 1.811: 271–273
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