Colombia: actos de paz

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COLOMBIA: ACTOS DE PAZ
“NO HABLAR TANTO DE PAZ. Y ¡HACER ACTOS DE PAZ!"

Para hacer Actos de Paz, lo primero que me atrevería a pedirles es a dominar nuestros afanes
de protagonismo, ante la atracción irresistible de los micrófonos, para no echar discursos, y más
bien comprometernos a hablar menos, para tratar de hacer más. Recordemos a Nariño, cuando expresaba “¡La patria no se salva con palabras!”, lo que se requiere es acción y menos
derroche de palabrería, que la mayor parte de las veces sólo surge del ansia incontrolable de
¿Y a quienes debemos pedirles o exigirles esos Actos de Paz?

En primer término, debe ser a los actores del conflicto, pero sin seguir cometiendo el error de
considerar que la Fuerza Pública, es uno de estos Factores, por cuanto el organismo castrense,
constituye el brazo armado de la nación, actúa en defensa del orden jurídico establecido y por tanto, no está peleando su propia guerra, sino que opera en defensa de la sociedad y de las instituciones que tiene el deber de salvaguardar; de ahí que no pueda ponerse en el mismo plano de los violadores de la Ley que han sumido el país en el dolor, en la igonominia, en la desolación y en la ruina, mientras claman por la paz dentro de allende de nuestras fronteras.
Es preciso hacer claridad, porque no se puede admitir que se siga llamando guerra a lo que es
esencialmente, un desbordamiento delincuencial, en el cual no se combate, sino que se asesina y se destroza a la población inerme. Porque, a diferencia de lo que ocurre en las guerras de verdad, como tuvimos el honor de vivirlo, los contendores no muestran la cara, sino que encubren sus rostros con sus monteras y pañoletas, para tapar las vergüenzas de sus crímenes y de su cobardía, como es la de privar de la libertad, de la vida o de sus bienes, dentro de las prácticas de la extorsión, y del chantaje que es lo que a lo largo de la historia de la humanidad han hecho los bandidos de todos los tiempos, sea cual fuere su intento de justificación o pretexto.
Entonces como ACTOS que buscan la PAZ exijámosles a ellos, NO MÁS SECUESTROS, NO MÁS
DELITOS ATROCES no más cambiarle el nombre a las cosas con el fin perverso de querer
justificarlas, porque con decir “RETENCIONES” no desaparece la morbosidad repudiable, de acto
criminal. No más destrucción de nuestra ecología, ni de nuestras infraestructuras económicas que SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE COLOMBIA
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Si de verdad quieren la paz, no más la absurda imposición de dialogar en medio de la guerra,
porque lo que aquí estamos sufriendo es peor que una guerra, por la efusión imparable de
sangre inocente, por lo cual urge acordar treguas, ceses bilaterales al fuego, suspensión del terrorismo de hechos vandálicos y una acción más directa y dinámica de los organismos internacionales o países amigos sobre este proceso que nadie sabe para donde va. ¿Y qué actos debemos pedir a los ciudadanos inermes?
Antes de esbozar algunos, hago estas precisiones:
• El conflicto que sufrimos, no una guerra, así quieran llamarla revolucionaria como fue nuestra
epopeya libertaria, sino que es mucho más grave y complejo pues no se trata con eliminar o reducir a unos alzados en armas para insertarlos a la sociedad, sino de reconstruir un
estado carente de legitimidad y una nación martirizada y apática, para que pueda
rescatar la justicia sobre bases éticas que permitan redistribuir el poder político y económico, en busca de una sociedad más justa para todos.
• No estamos frente a un problema militar sino ante un problema esencialmente político, que
como dice Mao, es una contradicción no resuelta, que tenemos la obligación de
resolverla.
• Pero el nuevo estado, que todos anhelamos, no podrá edificarse sobre los delitos de lesa humanidad, porque, nada es saludable cuando emerge del crimen. • Sabemos la urgencia de la justicia social, pero no debemos aceptar las actitudes demagógicos y populistas, que nos llevan a los círculos viciosos. Pretender que para hacer la paz, sea
condición previa alcanzar la justicia social, es condenar al país a que el conflicto no se
acabe nunca, pues la justicia social es ante todo, consecuencia del desarrollo y para lograr éste, es indispensable obtener primero la paz. • Para defender un Estado de Derecho, es indispensable estar convencidos de que es digno de ser defendido, pues de otra manera, ni la sociedad ni las mismas Fuerzas Armadas, encontrarán razones para sus sacrificios.
• Queremos que nuestros compatriotas sepan que los militares no somos enemigos la solución
política negociada, pues a diferencia de lo que comúnmente se cree, los militares no
inventamos la guerra, sino que nos inventaron a nosotros, para poder hacerlas o evitarlas.
• Al respecto, es oportuno recordar aquel estribillo de principios del siglo “En Colombia, país
de las casas singulares, dan la paz los militares, y los civiles de guerra”.

• Apoyamos Negociar pero sobre la condición sinequanom, de que, sea para buscar y
encontrar la Paz y no para continuar la Guerra, con miras a obtener el triunfo en las mesas
de diálogo a fin de imponer sus pretensiones, no democráticamente, sino mediante el terror • Esta prevención surge de nuestra experiencia y de nuestro conocimiento, pues sabemos que las Guerras irregulares, no se hacen para llegar a Acuerdos, sino para ¡Ganar o Perder!
• La resistencia pasiva, tiene valor y debe propiciarse pero sin olvidar que nuestro pueblo es esencialmente diferente del Hindú, que tiene un alto sentido de la vida. Si entre nosotros SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE COLOMBIA
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apareciera un Mathama Ghandi criollo, que para predicar la NO-VIOLENCIA, amenazara con
eliminarse, sólo motivaría sarcasmos, risas, burlas e indiferencia, pues sólo obedecemos cuando nos sentimos presionados a hacerlo. Actos de Paz de los ciudadanos inermes.

En nuestra condición, sin poder, sin influencia a pesar de las ínfulas de quienes mucho hablan de la
sociedad civil, no nos queda otra alternativa que la de contribuir a compactar grupos resueltos a
aunar sus propios esfuerzos, en bien de la comunidad. Para quienes dudan sobre la efectividad de estos propósitos quiero hacerles llegar este mensaje que he adaptado de las ideas que expusiera el sacerdote Francisco Roux, en su magistral intervención en “Cenalbe” intitulada “Principios Descalzos” cuyo texto reprodujo parcialmente
el padre Llano en uno de sus recientes escritos. He tomado el atrevimiento de reestructurar esas Las Armas del Espíritu
Sólo con ellas, será posible empezar a cambiar el país, mediante la aplicación entre muchos otros, • El de no excluir a nadie ni desplazarlo de su empleo, su vivienda o su libertad. • El del reconocimiento del poder local, de la justicia y del perdón. • El de la Economía puesta al servicio de una vida digna. • El de las alianzas entre actores nacionales e internacionales. • El de la Veeduría ciudadana, sobre organizaciones e instituciones. • El de la no vinculación a la política partidista con fines mezquinos. • Y el de Dios como único referente.
¿Y cómo poner en marcha estos principios?
El doctor Roux sueña con un grupo de voluntarios hombres y mujeres (Y ustedes podrían ser algunos de ellos), que en forma decidida lleguen a comprometerse a jugarse la vida, en los • Conseguir una vida digna para todos, especialmente para quienes siempre han sido dejados por fuera, engañados, manipulados y explotados. • Meterse dentro de las angustias de los desplazados y de las víctimas, no para publicar libros, ni dictar conferencias, ni hacer declaraciones de paz, sino para entregar la vida en los terrenos, donde sólo la presencia valiente y tierna puede frenar la locura criminal y cambiar el • Situarse por encima de todas las prohibiciones, para escuchar y andar entre todos, hasta hacer sentir a cada uno que aquí nadie tiene las manos limpias y que nadie es más bueno que los demás, pero tampoco peor, y que nadie tiene porque irse. • Llegar a ser capaces de tratar como iguales “en dignidad y derechos a todos, ya que sean
guerrilleros, militares, paramilitares, milicianos, ganaderos, campesinos, obreros, empresarios, católicos protestantes o, para construir juntos una patria y demostrarles que todos tenemos que cambiar para hacer posible la convivencia. • Si fuéramos capaces de trabajar unidos con la naturaleza, para hacer una sola causa del SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE COLOMBIA
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• Si se pudiera llegar a comprender que la reconciliación y la fraternidad son unas gracias y se dejara que Dios obre, sólo cuando cada uno haya cumplido su tarea. • Si se lograra avanzar sobre el temor, sin dejarse atrapar en la ambición del poder de los
políticos, y ser independientes del prestigio narcisista de los académicos, y no dejarse seducir • Si fuéramos capaces de no intrigar un lugar en el gobierno, ni un puesto en las empresas, ni • Si se diera gente, unida más allá de los partidos, de los grupos armados, de los militares, de las religiones y de la filosofía, y de sus propias comunidades. • Si se obtuviera un grupo sin protagonistas, ni Mesías, con el mero coraje de ser hombres y mujeres, como Colombia lo está reclamando sería posible que la PAZ humana avanzara entre nosotros, con paso firme apasionante y fuerte, construida desde las tradiciones, los sueños y
Por último quiero decirles: Si nos comprometemos desde ya en la búsqueda del cambio, el
cual debe empezar por el de nosotros mismos, no seremos capaces de derrotar la
lascivia por el dinero, ni la lujuria por el poder y menos podremos iniciar la tarea
apremiante de proyectar hacia las nuevas generaciones nuestro esfuerzo y nuestro
ejemplo, para que al fin un día, ojalá no muy lejano, que seguramente no lo veremos
nosotros pero si los hijos de nuestros hijos, se pueda disfrutar de una patria amable y
digna “donde haya pan y justicia para todos y para todos techo y compañera”.

Source: http://www.sogeocol.edu.co/documentos/col_act_paz.pdf