Las elecciones en Colombia: una perspectiva europea (Elections in Colombia: a European perspective) Afligidos por una profunda crisis financiera, los gobiernos europeos difícilmente se atreven a levantar la vista de sus propias cuentas públicas.
Las tijeras de Italia y España ya han cortado los recursos dedicados a la ayuda para el desarrollo.
La voz europea en los grandes asuntos de la política internacional, salvo la guerra de Afganistán,
se ha callado hasta un murmullo. No hubo ninguna sorpresa cuando los líderes de tres grandes
países europeos, Italia, Alemania y Gran Bretaña, se ausentaron de la cumbre entre la Unión
Por lo tanto, el resultado de la primera vuelta de las elecciones colombianas no tendrá el mismo
impacto mediático y político del voto en 2002. Después de aquella elección, la UE abordó una
revisión urgente de su apoyo a la paz en Colombia: las FARC entró en la lista de organizaciones
terroristas de la UE, y Europa se resignó a una intensificación de la guerra interna. La sociedad
civil, horrorizada, nunca podía aceptar a Uribe, y mostró un rechazo enfático durante su visita al
La ironía de la ausencia actual de interés europeo es ineludible. Antanas Mockus, a pesar de sus
conocidos actos de pantomima pública – estos sí tienen eco en la prensa europea – se aproxima
al modelo de liderazgo político querido para Colombia. Su especialidad parece ser el poder
blando, o sea la influencia del ejemplo virtuoso y de valores éticos, en lugar de la alternativa
dura que proviene de Estados Unidos: el poderío militar y coercitivo.
Plan Colombia, y su conversión para el consumo interno en la política de seguridad democrática,
provocó un notable malestar en la diplomacia europea. Es cierto que Europa nunca escatimó
contribuciones al desarrollo colombiano, alrededor de la mitad del total los 972 millones de
dólares de ayuda desembolsados para el país en 2008. Pero lo hizo con recelos, y con la sospecha
de que estaba aligerando los daños colaterales de una ofensiva militar, sin resolver las raíces del
conflicto en la forma de un Estado ausente y la desigualdad extrema.
Mockus sigue siendo un misterio fuera de su país, pero sus palabras sincronizan con esta
ambivalencia hacía la época uribista. Además, tiene una figura que se asemeja
sorprendentemente al estilo de los nuevos políticos del continente: fuertemente mediatizados,
aparentemente honestos, y sin bagaje del pasado. Con Nick Clegg, el nuevo vice primer ministro
de Gran Bretaña, o quizás Papandreou de Grecia, podría entenderse perfectamente.
El perfil europeo de Mockus, sin embargo, no podría tapar los agujeros en la política exterior de
la UE. Hace tiempo que los países europeos perdieron su brújula diplomática en América Latina,
donde el auge de la Alianza Bolivariana, las ambiciones geopolíticas de Brasil y la crisis cada
vez más extensa causada por las rutas del narcotráfico han generados reacciones tibias o desidia
En general, Europa desea un retorno rápido a la normalidad latinoamericana, entendida como
una integración regional cada vez más fuerte entre países estables. Desea firmar acuerdos
estratégicos, y organizar cumbres exitosas. Teme las políticas inflacionarias, las escaramuzas
fronterizas, y el recurso a las armas por Estados y ciudadanos. Su política hacia en narcotráfico,
descrita con precisión en el Plan de Panamá de 1999, es un modelo de racionalidad basada en el
concepto de la “responsabilidad compartida”. En mismo tiempo, la UE no logra discreparse en
público de la campañas militares de combate contra las drogas, ni reducir su población doméstica
cada vez más grande de consumidores de cocaína.
Desde su afán para la legalidad, la preferencia en Europa seria indudablemente por Mockus. Pero
el temor actual europeo a la inestabilidad, y su falta de estrategia clara para la región, tiende a
propiciar en la realidad una política bastante conservadora. En el caso de Mockus, estos temores
abundan: le faltan partido político y estructura de apoyo. Raúl Alfonsín, un modelo de la virtud
republicana y el presidente en la época pos-dictatorial de Argentina, era carcomido por las
divisiones y odios dentro de su país. Una Europa en plena crisis se conformaría sin problema con
Santos o Sanín; la verdad es que no tiene con qué apoyar otro camino.
• Investigador del Instituto Clingendael, La Haya
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Effects of metformin plus simvastatin on polycysticovary syndrome: a prospective, randomized,double-blind, placebo-controlled studyTalieh Kazerooni, M.D.,a Azam Shojaei-Baghini, M.D.,a Sedigheh Dehbashi, M.D.,a Nasrin Asadi, M.D.,aFariborz Ghaffarpasand, M.D.,b and Yasaman Kazeroonica Department of Obstetrics & Gynecology, Shiraz University of Medical Sciences, Shiraz, and b Student Research